martes, 4 de octubre de 2011

TRABAJAR PASEANDO.- FERNANDO MONEDERO en MIOÑO

Trabajar paseando
Sé que no es fácil entender cuando esta mañana me he puesto las botas de monte y con la mochila al hombre he dicho que iba a trabajar…Pues sí, he trabajado y he disfrutado trabajando. Muchas veces utiliza una técnica tan sencilla como salir de las cuatro paredes y sin más prisa que lo que me quiera imponer camino por senderos y veredas. Mientras camino, mi cerebro se oxigena y la parte mas creativa que todos tenemos fluye con más facilidad.
Serian las ocho y veinte cuando tras el desayuno serpenteaba las calles de Bilbao hacia el Termibus, donde cogí un autobús que me acero hasta Onton, en la provincia de Cantabria: allí hace unos meses había dejado el camino y me disponía a terminar la etapa que une Portugalete con Castro Urdiales. El tiempo acompañaba y pertrecho con mi mochila, unos prismáticos y “mitelefonocamaragrabadorvideo” encarrile la flecha amarilla.
Onton es una población pequeña y coqueta que bien merece una visita. En esta ocasión prescindo de ella por haberla realizado en la anterior ocasión.
Sigo la flecha y asciendo por la nacional 634 muy poco transitada, si bien hay un cartel del Gobierno de Cantabria que nos desvía por el interior con más kilómetros. En otra ocasión lo hare, (queda aquí la promesa) mientras..esa palabra que tanto me gusta disfrutare de este recorrido.
El caminar solo me da otro ritmo en el paso y sobre todo me permite hablar conmigo mismo de una manera tranquila y sosegada. Como he dicho… estoy trabajando, y cada paso que doy voy dando vueltas a la próxima grabación que tenemos y que nos llevara más de veinte sesiones de trabajo. Analizo cada uno de los planos que me gustaría captar y luego editar, para que Willy los monte y nos quede algo guapo.
Rodearte de belleza y sobre todo si es belleza natural y fresca como los acantilados por los que bordean el camino que une Onton con Castro Urdiales es un buen entorno para inspirarse.
No pierdo la ocasión de hablar con los lugareños y al llegar a Mioño pregunto a un buen señor el destino de un camino que se aleja de la ruta marcada. Sus amables indicaciones y ese afán de querer agradar, de sentirse útil me sobrecogen y para no olvididar le pido permiso para hacerle una foto. Se llama Fernando Monedero y con la tranquilidad que dan los años vividos y el conocimiento de la zona, me indica un camino poco transitado pero que me devuelve a la soledad y lo inhóspito. Es camino complicado porque al ir en pantalón corto las numerosas ramas, zarzas y vegetación baja, me provocan más de un arañazo que salvo reduciendo el paso.
Al fondo y desde hace tiempo ya veo mi objetivo…Castro Urdiales. Y si en un principio te hace acelerar el paso, metros mas allá, vuelve a su ritmo. No en vano, llevo un reloj de esos modernos que te dicen todo…la hora, la frecuencia cardiaca, los kilómetros andados, las calorías consumidas, la altitud y la situación geográfica, una pasada.
La tecnología me sorprende y atrae, pero como hago con el teléfono….“mitelefonocamaragrabadorvideoagendadiarioetc” yo soy el que decide como usarlo, no es él quien domina. Lo digo porque recibí una llamada, que puede romper este momento agradable que supone la contemplación de un acantilado y el golpear de las olas.
Sigo trabajando y disfrutando y me acuerdo de Txema y su frase que ahora no recuerdo sobre que siempre está de vacaciones y unos días decide ir a trabajar.
En unos minutos llegare a Castro y me da pena que se me acabe el camino, así que reduzco la marcha y me recreo por las proximidades. Una vez dado el rodeo y en pleno casco urbano me avituallo con una excelente pera roja que la dependienta del comercio me ha recomendado.
Tras el descanso y la vuelta por Castro que me trae tantos recuerdos radiofónicos, me subo al autobús que en menos de cuarenta minuto me acercara hasta Bilbao.
Finaliza una jornada de trabajo
www.jabiercalle.com

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