Cada vez estoy mas torpe y aunque con cuarenta y cuatro cumplidos, no me veo mal, estos días de lluvia he comprobado que por Bilbao, me resbalo cual patinador neófito que no sabe guardar el equilibrio. En un principio echaba la culpa a los zapatos y su suela, pero cuando acudir a la zapatería para explicar mi problema…- oiga señora, que son nuevos, de invierno y lluvia y me resbalo por la calle Uribitarte.
La dependienta extrañada accedió amable a mirar mis herraduras, y cual potro alce mis calzas.- Pues están bien caballero, pero algo debe tener por donde pasea, que resbala.
Me marche, creyendo que no había hecho bien su trabajo y había echado balones fuera, pero según volvía a la oficina, uno metros por delante un joven adolescente con botas paramilitares casi cae ante su preocupación por quien le podía haber visto.
Como único testigo agache la cabeza y baje el paraguas para no avergonzarle, pero ese gesto hizo que, ahora yo casi de nuevo cayera.
Comentando la anécdota, en estas cosas buenas que tiene la comunicación, me dicen que por Atxuri en algunas aceras, ocurre lo mismo y la razón esta en el compuesto de algunas de las nuevas baldosas, estas típicas de Bilbao, que al carecer de no seque morralla, son tremendamente resbaladizas…bueno, pues ahora al lío y a quien corresponda que tome medidas.
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